Las hernias inguinales son una de las afecciones más comunes que requieren cirugía. En este procedimiento, el contenido de la cavidad abdominal, como una porción del intestino, sobresale a través de un punto débil en la pared abdominal. Para corregir esta afección, existen dos enfoques quirúrgicos principales: la cirugía abierta y la cirugía laparoscópica. En este artículo, exploraremos las diferencias entre ambas técnicas y cómo impactan la recuperación y los resultados a largo plazo.
Una hernia inguinal ocurre cuando una parte del intestino o grasa abdominal sobresale hacia la ingle a través de una debilidad en la pared muscular. Los factores de riesgo incluyen el envejecimiento, levantamiento de pesas, tos crónica y antecedentes familiares. Aunque algunas hernias inguinales no causan síntomas graves, muchas requieren intervención quirúrgica para prevenir complicaciones como la estrangulación del intestino.
La cirugía abierta para hernia inguinal es el enfoque tradicional en el que el cirujano realiza una incisión en la zona inguinal para acceder directamente a la hernia. Una vez que se localiza la hernia, el contenido se vuelve a introducir en el abdomen y el punto débil en la pared muscular se refuerza con una malla. Este tipo de cirugía se ha realizado durante décadas y es muy efectivo para la mayoría de los pacientes.
La cirugía laparoscópica es un enfoque más moderno que utiliza pequeñas incisiones a través de las cuales se insertan una cámara (laparoscopio) y herramientas quirúrgicas especializadas. El cirujano visualiza el área afectada en una pantalla y realiza las correcciones necesarias para reparar la hernia. Como no requiere una gran incisión, este enfoque se considera mínimamente invasivo.
La elección entre cirugía laparoscópica y abierta depende de varios factores, incluyendo:
Ambos enfoques son efectivos y tienen tasas de éxito similares, pero la cirugía laparoscópica suele ser preferida por su menor impacto en el cuerpo y la recuperación más rápida, especialmente en pacientes jóvenes y saludables.
La recuperación tras una cirugía abierta generalmente toma más tiempo debido a la incisión más grande. Los pacientes pueden necesitar de 4 a 6 semanas para recuperarse completamente y regresar a sus actividades normales. En contraste, la cirugía laparoscópica, al ser menos invasiva, permite a los pacientes regresar a sus actividades más rápidamente, en aproximadamente 1 a 2 semanas, dependiendo de la magnitud de la intervención.
Ambos tipos de cirugía tienen excelentes resultados y la decisión dependerá de varios factores específicos del paciente. Para aquellos con hernias más pequeñas y sin complicaciones adicionales, la cirugía laparoscópica puede ser la mejor opción, ya que permite una recuperación más rápida y menos dolorosa. Sin embargo, para pacientes con hernias complejas o aquellos con contraindicaciones para la cirugía laparoscópica, la cirugía abierta puede ser más adecuada.
Al final, la elección debe ser tomada de manera conjunta entre el paciente y el cirujano, considerando las características de la hernia, la salud general y las preferencias del paciente.
El Dr. Francisco Vélez Pérez es Médico Cirujano General egresado de la Universidad La Salle, y cuenta con una certificación de Alta Especialidad en Cirugía Hepato-Pancreato-Biliar por la Universidad Nacional Autónoma de México.